sábado, 30 de enero de 2010

Navegante

Desperté…
Y lentamente el río me navega, suave, como si se tratase de tu cuerpo.
Así te reitero en mi memoria, hundiéndome en tu suavidad como un letargo,
Detenida para siempre en tu sonrisa.
Fugaces las olas de este río que me lleva, de tus brazos, a la lejanía.
Es el mismo amor que me une a vos, a las hojas, a este cielo nublado que es brillante a mis ojos.
Así te recuerdo, en calma.

Laura, Montevideo, 12-01-2010

Sueños de Mar

“tu caminar encendido, de ensueños y de promesas”
(Niña Isabel- Daniel Viglietti)

Brillabas al sol de enero y enceguecías mis ojos al sonreír
Romance perfecto de arena y ola, va, viene, se detiene, quiere quedarse y no puede
Quiere irse y se queda.
Tu cielo circular y hondo, tu milímetro infinito de arena, tu luz, tu rompiente.
Tus destellos colmados de sonidos antiguos, tus manos, tu figura recortada al atardecer.
Esos ojos que atraviesan, tu consecuente claridad.
Egoísta será pedirte que te quedes detenido convertido árbol quieto, cuándo eres pluma al aire, eco de tambor y silencios de playa nocturna.
La palabra libertad no alcanza a describirte, y me quedo extasiada en la contemplación de tu mirada perdida en el cielo o en el mar.

Laura, Valizas (Uruguay), 23-01-2010