domingo, 23 de marzo de 2008

Quisiera lentamente ascender hacia el monte de tu destino con todas las falsas certezas de mi vida.
Ante ti desprenderme de todo lo que alguna vez supe, para convertirme en un moldeable conjunto de sentimientos.
Y así seré cristal y acero, irradiaré luz y seré sombra, seré una gran contradicción, una gran verdad, una lógica incoherencia.
Podré sentirte en cada segundo del tiempo inexistente y en cada paso sobre el espacio inmaterial.
Sabré todo y no entenderé nada
Te observaré y no estarás allí, treparé al sol durante el amanecer de la noche y te encontraré divagando entre las estrellas en el cálido día.
No te hablaré de futuro ni de pasado, ya que serás, estarás, eres, estás hoy también, y por más que quiera no puedo nombrarte pues tienes tantos nombres como personas tiene este mundo.
Yo sólo te ofreceré mi alma y vida entera, yo solo te llamaré amor...

Laura, 02 de junio 2002

Querida Ciudad

"...y sabes que la conozco bien, sus bares , su gente
la maldigo y la amo,
pero es una amante perversa conmigo,
y por eso la dejé , un domingo a la tarde ..."
Esteban Wengiel, Otoño 2008

Como puedo plasmarte en un papel, enorme, ajena,
solitaria.
La grandeza oculta en cada uno de tus atardeceres
mágicos, que pesadamente van dejando paso a la noche.
Melancolía en cada una de tus calles que
irremediablemente tienen el aroma a un tango triste,
olvidado y viejo.
Como describir tu desasosiego veraniego, en esas
tardes donde el asfalto hierve, y el propio y
relajante suspiro al anochecer, donde en el ajetreo de
los que vuelven, se desliza bendito el viento que
viene desde el bajo.
En aquellos días donde la melancólica lluvia te
transforma en un húmedo y triste fantasma, ocultando
el brillante esplendor de tus aceras bajo el sol.
Tu mágico contraste de luces y sombras que acentúa la
noche entre el misterio y el neón brillante de tus
avenidas.
No puedo irme lejos sin extrañarte, y sin embargo
siempre encuentro alguna queja en el diario ajetreo de
tus días.
Me subyugas a tu magia y belleza, Buenos Aires, y no
puedo escapar de tí.

Laura, Buenos Aires, Diciembre de 2003.

jueves, 6 de marzo de 2008

Postes y alambradas

Como correr quisiera de tus cercos de púas
De tu asfixiante hedor carcelario, y los silencios.
Manos y manos sobre mi garganta.
Dolor que se hace eco en las paredes, en ojos absortos y callados.
Exigiendo respuestas que no tengo...
... y más dolor.
Que mas libertad que la muerte
que mejor piedad que una tumba.

Ríes, Ríes, Ríes, desgraciado...

Jugueteando con Dios como una marioneta,
dando clases de moralidad a luz y brutalidad en penumbras.
Ultrajas hasta el hartazgo mi humanidad.

Pero sabés?
Hasta mi muerte es más digna que tu existencia.


Laura, Buenos Aires, Marzo 2007.