viernes, 1 de mayo de 2009

El umbral

Y seguía esperándote en el umbral y no llegabas nunca, y el cuerpo y el cansancio pesaban.
Elegir esperarte, elegir quererte, dolor de un imposible, vano sueño adolescente.
¿Donde encuentro tu mirada en el camino? En ningún lado, pues no cruza con el mío.
Y hay muchos brazos y cuerpos pero ninguno como el tuyo en mis sueños, y ninguna playa es la misma sin tus pies en la arena, y ninguna la caricia sino es con tu tacto.
Un deseo más, un minuto más perdido en este desasosiego absurdo, pero te sigo eligiendo, te sigo esperando y siento como mi vida se reduce a sentarme en un umbral a soñarte.
Podré subir, caminar y correr por las calles, inútilmente, porque solo deseo hacer ese recorrido conocido, que tu voz me acompañe y tus ojos me sigan cuando me voy.
No ser siempre yo la que te espera....

(Y así se suceden las noches de este verano mágico, interminable e inconcluso, como tantos sentimientos en mi vida, como tantas respuestas)

Laura, Buenos Aires, 10/03/09