Y los senderos que se abren a nuestros ojos cerrados son infinitos...
Y el miedo a perderse en el otro ser...
Inevitablemente te fundes en un solo fuego, brincando feliz entre los quejidos del bandoneón...
Improvisando la existencia en giros y figuras...
Haciendo y deshaciendo el camino de la vida en ocho pasos mágicos...
De repente todo cae.... y me encuentro reposando en tu frente, tus manos marcándome con seguridad el devenir, mis dedos jugueteando con tu cuello y nuestras palmas firmes y seguras...
Con una energía que sube del eje, los pies saben que órdenes seguir y los compases mandan... el corazón late: "2x4, 2x4"
Pichuco sigue desangrándose en su fueye y el polaco nos saluda desde su curda... mientras la Garúa porteña nos recordará el camino a casa... el Sur, San Telmo... esta Buenos Aires gris que nunca cambia y vive para siempre en nuestras miradas
Laura, Buenos Aires Diciembre de 2005
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