jueves, 25 de septiembre de 2014

Hizo falta un té de tilo y el CD de Alberto Kuselman (El inti sol), para entrar en estado de meditación y en un llanto reparador.
Mucha muerte rondando estos años, mucha vida también, y la lucha tuya hijo, león de la vida, enseñándome a salir adelante.
3 veces con riesgo de perderte, y no te quisiste ir, la peleaste junto a nosotros, te amo más que a nada en este bendito mundo.
Me siento a punto de colapsar, falta de concentración, estrés y duelos acumulados.
Y sobre todo esto el pasado que vuelve con su dolor y hedores putrefactos.
Nunca curan las heridas cuando surjen en la niñez?
Parece que quedaran adheridas al alma y no sanaran.
Y después me pregunto porque soy tan fría para mis relaciones familiares, porque me cuesta tanto dar un abrazo...
Tal vez porque no me puedo identificar con el sentimiento que dice esta canción:

Volver a casa-Insignia.
Paso a paso a curar heridas nomás, a seguir, siempre a seguir, con mis 4 ángeles guardianes. Los amo profundamente.
Dios, tengo a mi hijo conmigo, gracias.

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